jueves, 5 de enero de 2012

Pérdida del juicio

Lágrimas que resbalaron silenciosas, espasmos incontrolables, gritos. Una aterrada niña de seis años se apoderó de la muchacha de 23 en la silla del dentista.
Hace dos años tenía una cita para que me quitaran las muelas del juicio. Dos días antes llamé y cancelé.
Apenas ahora, después de que las "terceras morales" tuvieron oportunidad de hacer dagas, me armé de valor y volví a llamar.
Todos tienen una historia diferente sobre cómo perdieron las muelas: que si apenas sintieron, que si les dolió a morir, que si se inflamó, que si se infectó, que si nada... La mía no fue una historia feliz (incluso diría que de terror, pero no vale la objetividad de una bloguera que escribe con su mano derecha y con la izquierda detiene una compresa fría en el cachete).
"Vas a sentir una ligera presión", dijo el dentista entre broma y broma. Claro, una presión acompañada nada más de un dolor insoportable.
No sé hasta dónde hizo bien su trabajo y hasta dónde yo exageré. Me considero una muchachita resistente al dolor, pero la verdad es que todo lo que tenga que ver con abrir, romper y sangrar me pone de inmediato como chiquilla de seis.
La sala de espera (a tope, por supuesto), se alarmó cuando escuchó mis gritos de torturada. "¿Será mi hija?", se atrevió a pensar una señora, "Pero si sólo venía a que le sacaran impresiones..."
Claro que no era su hija, ella reía. Yo, en cambio (ya sin muelas y mordiendo una gasa) tiraba lágrimas sin parar, incapaz de controlar mi respiración.
Ana "Panchos Pantera", apodo no inmerecido de parte de mi dentista, salió a dar la cara y enfrentarse con la poca dignidad que le quedaba a la recepcionista. Pero ni eso logré. Lloraba y lloraba sin parar, como si las muelas se hubieran llevado también mi juicio.
No había dolor físico (suficiente anestesia mantenía insensible todo mi lado derecho), pero sí había algo que seguía doliendo, de otra manera no me explico esa especie de regresión.
¿Qué carajos pasó en el consultorio del dentista? A veces soy indescifrable para mí misma. Sólo me quedan tres palabras: malditas experiencias traumáticas.

viernes, 15 de julio de 2011

Danza al ritmo del danzón

De cuando quería ser periodista cultural.


El danzón nació en Cuba pero se baila en México. Cuando los extrovertidos cubanos no soportaron que se les condicionara su baile a reglas, los mexicanos adoptaron este baile popular y se encargaron de mantenerlo con vida.
Primero en Yucatán, después en Veracruz y más tarde en el Distrito Federal, parejas danzoneras comenzaron a ocupar las plazas públicas y salones de baile mexicanos a partir de 1920.
“En todo México el danzón fue muy popular porque el cine nacional lo tomó como música de fondo. Todas las películas de la época del Cine de Oro en México están de alguna manera amenizadas por orquestas danzoneras”, cuenta desde el salón de baile de su propiedad José Leopoldo Rodríguez Ávalos, profesor de danza y promotor del danzón.
Polo, llamado por sus conocidos, tenía 19 años cuando vio por casualidad una presentación de danzón en el Casino Agua Azul. A Polo le pareció un baile de mucha sensibilidad, capaz de crear un triángulo emocional entre los bailarines, los espectadores y la orquesta.
“Hay un momento en que la orquesta, con los bailadores y los espectadores está de pie, entonces es de dar risa, es de locos todo aquello, y es porque el danzón tiene esa cualidad de crear una atmósfera in crecendo siempre”, dice emocionado.
Polo recuerda que Yolanda Zamora, una periodista cultural, comparó el baile del danzón con el juego de la soga, pues los que se meten a jugar tienen que medir el ritmo y entrar con mucha precisión.
“Cuando estás en la pista es un reto. El danzón más que un baile es un juego, y el juego se trata de ser exacto en sus entradas y en sus salidas.”
El danzonero conoce el ritual de la vestimenta y las reglas del baile, es decir, cuándo moverse y cuándo parar.
“El danzón es un baile ceremonial. La ceremonia para ir a la plaza pública es que la gente vaya con frescura. Las mujeres con sus vestidos típicos, generalmente en el sureste del país sus vestidos de manta; los señores su guayabera, su calzado perfectamente limpio.
“Como el danzón es el rey de los bailes de salón, hay que hacerle el honor y hay que ir al salón de baile vestidos de etiqueta. Si los hombres pueden vestirse de smoking mejor."
Las mujeres utilizan un abanico para refrescarse aprovechando los momentos en que no se baila. A la primera y a la segunda melodía, y al montuno (la parte final del danzón) les precede una introducción de 16 compases, de los cuales sólo los últimos ocho se bailan.
“El danzón de algún modo es un baile que tiene una cadencia que son los señores mayores, la gente mayor, a la que le va; sin embargo la gente joven lo hace espléndidamente, al grado de que cuando se trata de eventos, de campeonatos, no tienen oportunidad los adultos de ganarle a los jóvenes.”
Precisamente a eso se dedica Polo, a promover un estilo lleno de tradición en las nuevas generaciones de bailarines. Al lado de sus hijos, ha creado el Centro Cultural Timbalayé, un espacio donde los vivarchos movimientos de la salsa tienen su descanso en la cadencia y el sentimiento de un baile que no añeja.

viernes, 4 de febrero de 2011

Otro nombre de usuario, otra contraseña

Cuentas en hotmail, google, me, facebook, youtube... pero faltaba twitter.
Ya me empezaba a sentir analfabeta tecnológica por no dominar el lenguaje de las redes sociales (hasta hace relativamente poco no sabía lo que @nombre significaba), pero ahora que me meto al twitter entiendo de verdad a mi papá cuando no entiende las lindas y juveniles abreviaciones como tqm, lol, xox... (o en sus palabras "qué ps que ps ts qués")
A qué hora se aprende uno tanto hashtag y cuanticosa a la que los twitterianos hacen referencia?

sábado, 9 de octubre de 2010

XVs



Mi mamá sugirió hoy escribir un blog sobre la odisea en la que nos metimos para preparar un evento, la tradicional fiesta para celebrar el cumpleaños de la niña que pasa a ser jovencita (entiéndase mi hermana). En lo que nos decidimos podemos ir haciendo el cáliz con este post.

Hace algunos meses María se decidió a romper con la apatía de sus hermanas mayores y ser la primera hija en celebrar, según marca la tradición mexicana, su cumpleaños número quince con un fiestón de los buenos.
El paso número uno era escoger el tema (porque obvio... las fiestas temáticas son lo de hoy...). Tooodos queríamos aportar nuestras ideas: la India! Egipto! carnavales! y luego empezábamos a desvariar: astronautas! Indiana Jones! Louis XIV! La misión era casi imposible, el tema tenía que ser al mismo tiempo chic, realizable y original (aunque ya nada puede ser original!). Después de consultas, votaciones y demás María se decidió al fin: Hawai.
Segundo paso, visitar venues. Con comitiva de asesoras María visitó algunos salones de fiesta. Las recomendaciones de los que ya no quedaban en la ciudad quedaron descartadas (porque la verdad “Km 999, Carretera a un pueblo que ya no es Guadalajara” no se ve chic en una invitación, digo yo). Todo se resumía al final a tres opciones viables, pero la del festejo ya había elegido su favorito. Con obsesivo afán de asegurar la mejor decisión, su hermana mayor sacó a relucir su ñoñez y con una tabla con la suma de servicios y presupuestos y un análisis comparativo de pros y contras concluyó que efectivamente… el lugar que había elegido la festejada era el mejor.
Para apartarlo había que decidir el día, y ni eso era fácil. Tenía que ser un viernes en el que los amigos de María estuvieran disponibles. El más cercano a su cumpleaños estarían de vacaciones, el que seguía en un encuentro deportivo. Entonces sería dos semanas después… aunque luego nos enteraríamos de la fecha del concierto de U2.
Tercer paso, platicar con la organizadora de eventos. La fresada esa de contratar a alguien para que organice la fiesta sí resultó ser la mejor opción. Hasta María se apantalló con la experiencia de la muchachita empresaria. Todo lo propuso: la decoración, la mejor opción de comida, la mejor opción para pista y música… hasta el tip más insignificante se sabía. Para la segunda reunión María se puso a nivel y con toda seguridad fue siguiendo una lista de asuntos: “¿la decoración de los puestos de comida no está ya contemplada en la decoración del lugar?”, “¿qué nos recomiendas para bajar el presupuesto?”. Con toda la suerte, aunque la chava tenía agendado ya todo el mes, el día que necesitaba María estaba disponible.
Ya con el acelere la hermana diseñadora empezó ese mismo día a sugerir opciones de invitación y en unos minutos logramos un diseño con todo y paleta de colores.
La fiesta es para la niña María, y por supuesto ella tendrá la última palabra (bueno, la penúltima antes que sus papás). La cosa es que todos estamos emocionados y queremos opinar y escoger y divertirnos organizando la fiesta que nunca tuvimos. María, por suerte, nos tiene paciencia… a ratos… porque aunque la desesperemos con ridículas ideas como que haga su entrada con traje de astronauta o baile con sus amigas Lady Gaga, el gran grupo de asesores sí le da de vez en cuando alguna buena sugerencia.
Ah, por cierto, ¿comenté que para la fiesta faltan todavía más de siete meses?

lunes, 20 de septiembre de 2010

Grande la abuelita

Uno podría pensar que desmerece cerca de alguien que ha llevado una vida notable y ejemplar. A mí, por el contrario, me hace sentir importante, honrada de cargar los genes de alguien a quien además de admirar quiero mucho.
Ayer celebramos los 80 de mi abuelita con un festejo que no era para menos. Una congregación medio bizarrona y heterogénea que tenía en común el cariño y reconocimiento por Abi (con otros nombres para otras personas). Acompañada por gente importante para ella en todas sus etapas y facetas se sintió contenta y agradecida, y eso por supuesto se contagió.
Abi es mi abuelita, y a través de la faceta con la que me tocó conocerla vislumbro unas veces con más claridad que otras sus otras facetas de mujer líder, participativa y comprometida. Abi nos mostró siempre su cariño con su enorme paciencia, su hospitalidad, sus detalles generosos, sus apapachos. Nos puso ejemplo con su gran inteligencia, fortaleza, perseverancia, constante lucha de superación y su labor incansable siempre por los demás.
No me queda duda que a las virtudes de jefa de familia se le suman a las de una mujer trabajadora y exitosa, constancia de más hubo ayer con el testimonio de tantos amigos. Después de varias entrevistas constaté que aunque me perdí 59 años de su vida las grandes cualidades que le conocí la han acompañado siempre en todo proyecto, por eso somos tantos los que la admiramos y respetamos. Y sí, Abi es grande.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Alas prestadas de la señorita pájaro

A mí eso de ser poeta no se me da. Olvidarme de metáforas trilladas, despegarme de convenciones, orquestar sutilmente un ritmo o mezclar talentosamente los ingredientes para dar a un texto un sabor refinado y único son cosas dificilísimas para mí. Será mi extraña obsesión por el orden y la claridad, junto con mi severo problema de tener palabras bailando distraídas en mi cabeza que al momento de la función olvidan salir.
La señorita pájaro, sin imaginarlo, me alivianó la noche de trabajo que me esperaba cuando publicó un link y compartió su cofre de tesoritos. Y yo leí y vi y me emocioné (cosa tan bella esa del placer estético), pero esta vez no se pareció ni tantito a leer un escritor consagrado o ver una serie premiada de fotografía. Gran abismo: la señorita pájaro está más cerca, es mi amiga y la quiero.
Así con un optimismo espontáneo me pongo a pensar en la suerte de conocer gente tan bonita y diferente a mí, que si no fuera por extraordinarias circunstancias de la vida nunca habría llegado a conocer. Me conmuevo al reconocer su talento y me contagio con sus ideas y su forma de ver la vida. Aunque yo no sea poeta tengo unas alas prestadas para volar.

martes, 24 de agosto de 2010

Escritura automática

"Escribid a prisa, sin tema pensado de antemano; lo bastante a prisa para no recordar y no veros tentados a releer lo escrito. La primera frase vendrá por sí sola, tan cierto es que en cada segundo hay una frase, extraña a nuestro pensamiento conciente, que está pidiendo exteriorizarse..."
André Breton

No puedo volar si quisiera entraría en una fase terminal cuando ladra la ballena más le vale reír y disimular la carga que llevo sería útil en la manera en que el mundo se mueve en lo particular yo quisiera un helado de cajeta miel de chocolate solo me quedo sin ojos de ti.
Llueve en la azotea pero parece que nieva. Será que mañana es tiempo de oro y la plata se ha quedado fuera. No quiero volver atrás y ver la cara de cuantos se han caído. Ya sería mejor estar al tanto de una nueva salida que ante todo se presente como nueva soy la misma de siempre. De dónde hemos salido y mañana vendrá el ayer.
Si pudiera escribir un verso sería para dártelo con rosas y besos no puedo estás. Mi casa me quema. Qué haz hecho para ver ésto si supieras la verdad tal vez morirías no quiero volver quiero estar. La sombra del ayer y la del nuevo día. Sombras y luces, todo, nada. Cielo.
Más lejos de la calle puedo verme original que encuentro mi casa. Sólo dios sabe, sólo él. Y si no me atrevo a verte como nunca te había visto tal vez puedas encontrar algo diferente en mí que te ayude a terminar la tarea. Puedo atreverme a ser veloz y puedo brillar pero no puedo quedarme en el pasado. Dulce carolina devuélveme mi paleta.


Quiiuuubo... Surrealismo puro..! Ahora nomás necesito un psicólogo que me analice y ayude a sanar mis traumas emocionales.